14 septiembre, 2011

Falacia de Estado.

Es intrigante encontrar las inusuales situaciones que se evidencian en la estructura del sistema de gobierno de la republica dominicana.
  Nuestros gobernantes alardean de propiciar altos índices de desarrollo y amplios márgenes de crecimiento económico, que somos de los pocos países de la región que han logrado sobrepasar la crisis mundial que  a principios del 2008 golpeó a las economías, a todo lo largo y ancho del planeta, y que pese a todas las adversidades mantenemos una estabilidad económica y social envidiable por todos los países del continente americano. Fanfarrones, acaso no saben muy bien que hoy en día alrededor de 3 millones y medio de dominicanos vive en estado de pobreza en términos generales, equivalentes al 36.5% de la población dominicana y que más de un millón de estos vive en pobreza extrema, según estimaciones de organismos internacionales.
  Por qué la insistencia en contar a todo el mundo el magnifico crecimiento económico que excede al de los demás países de la región? si en mas del 90% de los hogares dominicanos no conocen este tal crecimiento, que solo contribuye al progreso y al crecimiento económico de los funcionarios del gobierno. 

  Edwin  Hernández.

Corrupción: Una patología endémica.

Vivimos en la tierra de la ignorancia, no tenemos derecho a saber el cómo o  porque de las cosas  y  lo que es peor aún, hemos perdido la capacidad de exigir, de indagar, de sentir por lo que es nuestro, estamos postrados de rodillas ante una hegemonía dominante que lacera nuestro presente y nos condena a un futuro de mediocridad. Nuestros actuales gobernantes  se auto describen  como la única garantía del orden y la estabilidad con la que nuestra república puede contar en estos tiempos de crisis mundiales, en cierto modo, tienen razón cuando se identifican a sí mismos con el orden y la tranquilidad, en efecto, constituye el orden, pero de la cotidiana marginación de todo un pueblo que tiene que soportar los vilipendios de una política económica y socialmente excluyente, que durante más de 7 años consecutivos ha extendido la pobreza y concentrado las riquezas.
La mezquindad es el valor predominante de esta clase que absorbe y mal gasta sínicamente los recursos que posee y hasta los que no, ya que endeuda al estado de forma inconsciente, sin limites, sin censura, desmedidamente indolente. La constitución dominicana en su artículo tres establece: “La República es y será siempre libre e independiente de todo poder extranjero”; nuestros héroes constituyentes, no imaginaron jamas la posibilidad de ser dominados por un  poder endémico, de su propio pueblo, de su propia gente y no previeron la malevolencia de los que nos gobiernan, mucho menos la indiferencia que caracteriza el ejercicio político contemporáneo. Si analizamos la problemática de la corrupción en la republica dominicana, tomando en cuenta el informe ofrecido por la prestigiosa organización “transparencia internacional”, la cual elaboro un índice de percepción de la corrupción en el sector público que abarca 178 países del mundo, basándose en una escala  que va desde el cero, considerado como altamente corrupto, hasta el diez como altamente limpio, el informe señala la existencia de países valorados con índices por debajo de los cinco puntos, lo que indica la existencia de un problema serio de corrupción. Es evidente que la republica dominicana no alcanzaría de ninguna manera este límite de  cinco puntos, por el contrario, nuestra puntuación es de tan solo tres puntos, obteniendo así uno de los más bajos del mundo. La corrupción es un flagelo que desvía cuantiosos recursos del presupuesto nacional, que muy bien podrían ser usados en sectores que realmente lo necesitan y que hoy deambulan por las calles del abandono y la humillación; cada centavo que es arrebatado perversamente por manos inescrupulosas provoca graves violaciones a los derechos económicos, destruye economías y condena a la población al desempleo, al hambre y al desamparo. 

Segregación sistemática.

  El 20 de Abril de 1964 un abogado sudafricano, mientras se auto defendía en el juicio de Rivonia, argumentaba: ‘‘Hay dos maneras de romper con la pobreza. La primera es mediante una adecuada educación y la segunda es adquirir una mayor profesionalidad de los trabajadores y de esta manera adquirir  mayores salarios. Estas dos vías de salvación están deliberadamente cortadas por la legislación de los blancos. ’’
Aunque sus argumentos no solo abarcaban el ámbito educativo, me resulta inevitable ponderar las similitudes existentes en aquel entonces  con la actual realidad educativa de la república dominicana.
Al parecer, la oligarquía dominicana ha logrado deslizar sutilmente al  sistema educativo dominicano sus  propias medidas de segregación, estas al igual que las del discriminante APARTHEID, están llamadas a salvaguardar el lindero existente entre la clase alta y las demás clases de la república dominicana, y lo que es peor aún, están deliberadamente respaldadas por los gobiernos que nos han dirigido.
Solo basta echar un vistazo al panorama que nos presenta el sistema de educación superior, e inevitablemente concluiremos que es política, económica y socialmente excluyente. Se trata de un sistema cuidadosamente diseñado para preservar esta desigualdad, sus actores, como si se tratara de un guión magistral responden a sus intereses y hacen posible la continuidad de su hegemonía.
Por un lado, las instituciones privadas de educación superior, sobre todo aquellas que gozan de gran prestigio ¨en el país¨ representan el punto de partida de este sistema, es aquí donde la segregación inicia su proceso y se pone de manifiesto. Para nadie es un secreto que los costos de matriculación de una de estas instituciones son sencillamente inalcanzables  no solo por los pobres, sino también,  por gran parte de la sociedad de la república dominicana, exceptuando claro está, a los que comúnmente llamamos ¨Los Mas pudientes¨.              
  
Esta condición representa la primera línea de defensa  para preservar la desigualdad entre unos y otros, bajo estas condiciones sólo un diminuto grupo de estudiantes de bajos recursos puede acceder y eventualmente dar finalización a sus estudios universitarios.
La solución aparente sería tan simple como estudiar en cualquier otra institución que resulte accesible para el estudiantado de  recursos limitados, pero es justamente en este punto en el que entra a escena el segundo ingrediente de esta receta segregativa, y es el empleador. Este patológicamente entiende que los buenos profesionales única y exclusivamente son los egresados de estas magníficas y costosísimas instituciones educativas y con esta predeterminación son ineludibles las consecuencias, pues todas atinan a la preservación de la supremacía de la clase élite dominicana.
Por otra parte, el gobierno constituye una pieza clave para lograr desarrollar este “apartheid a la criolla”, ya que es el responsable de propiciar  y garantizar las condiciones ideales para llevarlo a cabo, la indiferencia de este frente a los astronómicos aumentos que frecuentemente disponen estas instituciones representa la estocada final para aquellos osados que se atrevieron a desafiar el sistema, simplemente deben resignarse y optar por otras alternativas.
Es así como nuestras autoridades no muestran el menor interés por ampliar, en extensión y en profundidad, el mercado de masas que solo podría crecer horizontal y verticalmente si se impulsara la puesta en práctica de hondas transformaciones en toda la estructura educativa   dominicana. Por el contrario, estamos dominados por leyes hechas por pocos y soportadas por muchos, pero es aún más desalentador presenciar la deliberada y continua violación a la ley general de educación  66-97.

Esta ley dispone que el gasto en ese sector debe ser igual al 16% del gasto total del Gobierno y el 4% del PIB, pero a pesar de ese mandato legal ni siquiera llega al 15 ni al 3%, respectivamente. Las disposiciones de esa ley no han sido cumplidas por ninguno de los gobiernos. El gasto público en educación desde 1995 hasta el 2010, en relación al PIB, no sobrepasó el 2.5%. Aparentemente estaba equivocado, creía que la violación a las leyes constituía un delito penalizado, ahora entiendo que depende de quienes sean los agresores.
Hoy día lidiamos inmersos en un sistema que es muy racional desde el punto de vista de sus dueños. Para los demás el sistema es tan irracional, que cuanto más se desarrolla mas agudiza sus desequilibrios  y sus tensiones. Las estructuras de la desigualdad, logradas en parte por el proceso de segregación antes descrito, contribuyen a sembrar la desocupación en vez de ayudar a resolverla; se extiende la pobreza y se concentra la riqueza. El  sistema vomita hombres, mas no ha previsto esta pequeña molestia.
Aquel abogado sudafricano se había negado a padecer la misteriosa enfermedad de la que hablaba Eugène Ionesco en su obra teatral        ´´el Rinoceronte´´, sabía que esta, solo reflejaba la ideología de la clase dominante, aunque este atrevimiento lo recluyera a 27 años de cárcel no pudo impedir que culminara su defensa con estas palabras.    
 ‘A lo largo de mi vida, me he dedicado a luchar por los derechos de los africanos. He luchado contra la dominación blanca.
He soñado con la idea de una democracia y una sociedad libre en la cual las personas viven juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal el cual quiero vivir para verlo hecho realidad. Pero si para ello es necesario... es un ideal por el cual estoy preparado a morir. ’’
NELSON MANDELA.
    
                                                                                                Edwin Hernández.

UN COMPROMISO DE TODOS…

   Es importante que todos los dominicanos asumamos el compromiso de pagar la energía eléctrica que consumimos y no podemos estar más de acuerdo con el vice presidente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales ( CDEEE ) Celso Marranzini, cuando pide la colaboración de la procuraduría general de la república y la superintendencia de electricidad.  De modo que los casos de fraude identificados sean debidamente procesados a fin de mermar la incidencia de los mismos, de esta forma los ingresos percibidos por las empresas distribuidoras de electricidad por concepto de cobro de tarifa eléctrica registrarían un aumento sustancial y significativo,  lo que permitiría poseer un mayor capital para el pago de la deuda contraída con las empresas generadoras de electricidad.
  Pero, y la población? 
 ¿A que organismo del estado podremos nosotros acudir cuando las empresas eléctricas  nos bombardeen con sus acostumbrados apagones de 8, 10 y en ocasiones de  más de 12 horas diarias?
¿Quien le asegurará al pueblo que consume y  paga su factura eléctrica que el servicio será medianamente estable y de mayor calidad?
Así  como los que hurtan la energía eléctrica deben ser sancionados, también el incumplimiento por parte de las empresas eléctricas estatales  debe ser sancionado, pues es necesario un compromiso de parte y parte. Se habla de aumento en la tarifa eléctrica y de persecución implacable contra el robo de la energía eléctrica, más sin embargo, no se mencionan los programas propuestos  para reducir los abusivos apagones que inactivan a la sociedad  dominicana, atacando hogares, comercios  e industrias que enfrentan pérdidas cuantiosas a causa  de los mismos. Y que decir de la calidad de la energía en términos prácticos, esa energía eléctrica debe cumplir con ciertos estándares de voltaje, corriente y potencia, además de dispositivos de protección que garanticen la seguridad de los equipos eléctricos que usamos y mucho más importante aún la integridad física de cada uno de los usuarios de este servicio.
 Es menester, que las autoridades en materia de energía eléctrica, asuman el compromiso  de brindar al pueblo dominicano  un suministro de energía   eficaz,  confiable y seguro, que nos permitan a todos los dominicanos desarrollar nuestras actividades del  día a día con la seguridad de que estamos todos comprometidos con el mejoramiento del sistema eléctrico dominicano, que es sin lugar a dudas la espina dorsal  del progreso y desarrollo que tanto anhelamos, pero que lamentablemente No termina de llegar.